Género: Conolophus
La Conolophus subcristatus, conocida comúnmente como iguana terrestre de Galápagos, es una de las tres especies del género Conolophus.
Es autóctona del Archipiélago de Galápagos, en Ecuador. Podemos encontrarla en Isabela, Seymour Norte, Santa Cruz, Plaza Sur, Baltra, Fernandina y algunos islotes.
Las zonas mas frecuentes donde vive la iguana terrestre de Galápagos son aquellas más áridas en estas islas.
El nombre subcristatus proviene del latín, al unir las palabras sub (menor) y cristatus (crestado).
Hace referencia a la pequeña cresta de espinas que recorre su espalda, que no es tan grande como en la mayoría de iguanas.
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Características de la iguana terrestre de Galápagos
Como curiosidad, Charles Darwin a su llegada a las islas Galápagos en 1835 describió a la iguana terrestre de Galápagos como un animal feo y de apariencia estúpida.
Son animales terrestres que llegan a alcanzar entre 0.9 y 1.5 de longitud en su etapa adulta.
Su longitud se distribuye en una cabeza de unos 9 cm, un cuerpo de 40 cm y una cola de unos 54 cm.
Su cola es apenas más larga que el conjunto de su cabeza y cuerpo, con una cresta algo serrada y cubierta de pequeñas escamas quilladas.
El cuerpo de los machos puede alcanzar los 60 cm y pueden llegar a pesar 12 kg, mientras el de las hembras es de unos 50cm y su peso no supera los 8 kg.
El peso y tamaño de estos animales también varía en función de la isla que habiten.
Su cabeza es pequeña, algo más larga que ancha y con unas fosas nasales más próximas al final de su hocico que a las órbitas de los ojos.
Las escamas en su cuerpo son muy pequeñas, quilladas en la parte posterior, mientras en la zona del vientre son lisas y de mayor tamaño.
Sus patas son fuertes y están provistas de garras fuertes y largas, que permiten a la iguana terrestre de Galápagos moverse con agilidad.
Como animales de sangre fría, estas iguanas necesitan el calor del sol para sobrevivir.
Se estima que la esperanza de vida de las Conolophus subcristatus es de unos 50 o 60 años.
Principales diferencias con otras especies del género Conolophus
Podemos distinguir a la Conolophus subcristatus del resto de especies de su género gracias a una serie de atributos identificativos.
- Su hocico es más amplio que alto y poco puntiaguda.
- La superfície dorsal de su cabeza, cuello y patas delanteras es de un color amarillento.
- Las patas traseras y la cola pueden ser de un color rojo, café u oliva.
- La diferencia más notable con la Conolophus pallidus es que su cresta dorsal es más pequeña.
Comportamiento de la Conolophus subcristatus
La conducta de la iguana terrestre de Galápagos está muy condicionada por su condición de animal de sangre fría.
La Conolophus subcristatus se mantiene muy activa durante el día, entre las 8 de la mañana y las 3 del medio día.
Durante ese tiempo toma el sol sobre las rocas volcánicas para mantener su cuerpo caliente.
A medio día, cuando hace un sol de justicia, este animal se resguarda en la sombra para regular su temperatura.
Por la noche busca el refugio de su madriguera, donde puede conservar mejor su calor corporal.
Acostumbran a buscar refugio bajo vegetación espesa o en grietas en la lava endurecida.
Tienen una relación simbiótica con algunas aves, como pinzones y sinsontes.
Estos pájaros se alimentan de parásitos como la garrapata, que acosan a la Conolophus subcristatus.
Para facilitarles el trabajo, las iguanas se levantan todo lo que pueden del suelo y permanecen quietas mientras las aves limpian las zonas más inaccesibles de su cuerpo.
Mecanismos de defensa de la Conolophus subcristatus frente a depredadores
Entre sus principales depredadores se cuentan los halcones, gatos, perros, cerdos, ratas y serpientes como la Pseudalsophis occidentalis.
Como mecanismo de defensa, la Conolophus subcristatus corre a refugiarse en madrigueras, vegetación y grietas del suelo.
También abren la boca de forma agresiva si no pueden encontrar un escondrijo y se ven acorraladas.
El papel de la iguana terrestre de las Galápagos como dispersora de semillas
La iguana Conolophus subcristatus juega un importante papel como especie dispersadora de semillas en las islas Galápagos.
Un estudio reciente encontró un total de 5705 semillas de 32 plantas distintas en un total de 160 excrementos analizados.
Un 80% de estas semillas se encontraban visiblemente dañadas.
Los ensayos de germinación de 849 de estas semillas revelaron que al menos 10 especies eran viables aún después de pasar por el aparato digestivo de la iguana.
Así y todo, solo un 4% de esas semillas terminaron germinando.
En cualquier caso, la iguana terrestre de Galápagos juega un rol importante en estas islas debido a su abundancia como especie y su capacidad de ingerir y dispersar semillas a larga distancia.
No solo es fundamental para la dispersión de semillas de especies autóctonas, también de algunas plantas introducidas en las islas.
Alimentación de la Conolophus subcristatus
Lo primero que debes saber si te interesa conocer de qué se alimenta la iguana terrestre de Galápagos, es que aunque son herbívoras, pueden llegar a ser carnívoras oportunistas.
Se ha observado a algunos individuos complementar su dieta con insectos, ciempiés y restos de animales muertos.
En algunos casos se las ha podido ver incluso alimentándose de su propia piel muerta, cuando se les desprende del cuerpo.
Ya que el agua fresca es un bien escaso en las islas que habita, la Conolophus subcristatus obtiene la mayor parte de su hidratación de los cactus.
Estos cactus espinosos representan el 80% de su dieta, que también incluye fruta, flores e incluso las propias espinas del cactus.
Durante la estación de lluvias estos animales aprovechan los charcos que se forman y se atiborran de las flores amarillas del género Potulaca, recién florecidas.
Reproducción de la Conolophus subcristatus
Las iguanas terrestres de Galápagos alcanzan la madurez sexual en algún momento entre los 8 y los 16 años de edad, dependiendo de la isla a la que pertenezcan.
Las hembras adultas compiten fieramente por los mejores lugares para desovar su huevos.
Con este propósito son capaces de recorrer hasta 40 km para alcanzar terrenos óptimos para anidar.
Cuando encuentran el lugar adecuado excavan hoyos en el suelo arenoso y depositan entre 8 y 22 huevos.
Las crías de Conolophus subcristatus tardan cerca de 4 meses en desarollarse y salir del cascarón.
En Isla Plaza Sur, donde los territorios de la iguana terrestre y la marina se solapan, produciendo en ocasiones cruces entre ambas especies.
Las iguanas híbridas resultantes muestran una mezcla de características de las dos especies.
La combinación más habitual suele ser la unión de una iguana marina macho y una terrestre hembra.
A pesar de ser dos especies de distinto género, muy alejadas entre sí, la descendencia es posible, aunque en su mayoría estéril.
Los machos también son muy territoriales y defienden con fiereza su territorio frente a otros machos competidores.
Sus estrategias de defensa incluyen agitar sus cabezas amenazadoramente y pelear con otros machos si es necesario.
Estado de conversación de la especie
La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN por sus siglas en inglés) cataloga a la Conolophus subcristatus como especie vulnerable.
Esta catalogación parece acertada, teniendo en cuenta que la población actual se estima en menos de 10.000 individuos adultos.
Estas iguanas fueron muy abundantes en la Isla de Santiago cuando Charles Darwin visitó esta isla (que por entonces se llamaba King James).
Tanto es así que el naturalista dijo al respecto «cuando nos dejaron en James, durante un tiempo no pudimos encontrar un lugar libre de sus madrigueras para montar nuestra tienda».
Desde entonces muchas poblaciones se han extinguido (Santiago y Rábida) o están cerca de extinguirse (como en buena parte de Santa Cruz y el sur de Isabela).
Además de la intervención humana directa, otro de los factores que pone en peligro a este animal son las especies depredadoras invasoras.
Animales como cerdos, ratas, perros y gatos han diezmado a estos animales de muchas zonas.
Medidas de conservación
A principios de la década de los 90, la iguana terrestre de Galápagos fue objeto de una importante campaña de reintroducción en la isla Baltra.
Estos animales se extinguieron en Baltra en 1954, supuestamente erradicadas por soldados acampados que les disparaban para divertirse.
Años antes sin embargo, a comienzos de los años 30, William Randolph Hearst traslado una población de iguanas desde Baltra a la isla Seymour Norte.
Lo hizo porque no podía entender porque no había presencia de iguanas en aquella isla.
Las Conolophus subcristatus que trasladó sobrevivieron, y se convirtieron en la principal zona de cría en cautividad del programa de la Estación de Investigación Charles Darwin.
Este programa logró reintroducir con éxito a la especie en la isla de Baltra y en otras zonas.
Gracias a aquello, las personas que visitan la isla hoy en día a menudo pueden ver a estas iguanas en la pista de aterrizaje del aeropuerto de Baltra y alrededores.
Estos animales están además incluidos en la legislación internacional relativa a especies en peligro.
Aparecen listadas en el Apéndice II de la CITES, la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres.
En este Apéndice se recogen las especies que no están necesariamente amenazadas, pero podrían llegar a estarlo si no se regula su comercio de forma estricta.