Iguana marina de Galápagos (Amblyrhynchus cristatus)

La iguana marina de Galápagos, cuyo nombre científico es Amblyrhynchus cristatus, es el único animal de la familia de las iguanas que se ha adaptado al medio acuático y es capaz de alimentarse en el mar, lo que la convierte en un reptil marino.

Esta iguana se alimenta casi exclusivamente de algas. Los machos de mayor tamaño se sumergen en busca de alimento, mientras que las hembras y machos más pequeños se alimentan en la zona intermareal durante la marea baja.

Estos animales viven en colonias en costas rocosas, donde recobran el calor después de sumergirse en las aguas frías de la zona intermareal, pero también pueden verse en pantanos, manglares y playas.

Varían en apariencia entre las diferentes islas que habitan y las subespecies de iguana marina que se conocen. Aunque aún existe un número relativamente grande de iguanas en sus zonas de origen, esta especie protegida se considera amenazada, principalmente por El Niño, depredadores introducidos en su hábitat y eventos ocasionales, como vertidos de petróleo.

Características de la iguana marina

Las iguanas marinas poseen un cuerpo grueso y extremidades relativamente cortas y robustas. Los adultos tienen una fila de espinas que se extienden desde la nuca, recorren la espalda y llegan hasta la cola. Los machos tienen espinas más largas, y placas óseas más grandes en la parte superior de su cabeza que las hembras.

El color de estas iguanas no es siempre el negro; los animales más jóvenes tienen una franja en la espalda de color más claro, y algunos ejemplares adultos son grises. Su coloración oscura permite a estos lagartos absorber rápidamente el calor y así minimizar el periodo de letargo tras salir de las frías aguas.

La iguana marina no es muy ágil en tierra pero es una nadadora excelente. Su cola aplanada a los lados proporciona propulsión y la hilera de espinas a lo largo de su espalda le dota de estabilidad, mientras que sus afiladas garras permiten al animal agarrarse a las rocas para no ser arrastrado por las fuertes corrientes.

Tamaño

Las iguanas marinas generalmente varían de 12 a 56 cm en la longitud de la cabeza al cuerpo, mientras la longitud de la cola oscila de 17 a 84 cm.

Existen grandes diferencias en su longitud dependiendo de la población a la que pertenezca el animal, distribuidas a lo largo de las islas del archipiélago de las Galápagos.

Coloración

El color de los machos adultos varía en función de la estación, volviéndose más brillantes en la época de cría. También presentan diferencias importantes en el color según la subespecie a la que pertenecen. Algunos son más coloridos, con manchas de color un color rosado brillante y turquesa, mientras otros son de un color negro más uniforme.

Una pareja de iguanas marinas tomando el sol en las rocas

También las hay que son negruzcas con marcas de color amarillo pálido, ocre, verdoso o gris. Se cree que la variedad en la dieta de algas de cada población desempeña un factor importante en el color de las iguanas.

Las hembras por su parte muestran menos diferencias entre las distintas poblaciones, siendo típicamente oscuras con colores menos contrastados que los machos. En su mayor parte, las hembras no presentan diferencias de color entre la época de reproducción y la no reproductiva.

En la isla La Española sin embargo, las iguanas hembras adquieren colores relativamente brillantes cuando anidan, similares a los de los machos. Se cree que posiblemente esté relacionado con la necesidad de defender sus nidos de otras hembras.

Imágenes de iguanas marinas

Los primeros humanos en visitar las islas Galápagos consideraban que las iguanas marinas eran feas y desagradables. El propio Charles Darwin, a su llegada a las islas en 1835, se horrorizó con la apariencia de estos animales, refiriéndose a ellas como «lagartos tontos y repugnantes».

Si bien es verdad que la iguana marina tiene un aspecto único y muy llamativo, nosotros la encontramos un animal fascinante y bonito a su manera. Si piensas igual, seguro que encontrarás esta selección de fotos de iguanas marinas muy interesante.

Alimentación de la iguana marina

Las iguanas marinas se alimentan casi exclusivamente de algas rojas y verdes. La dieta de algas varía de acuerdo a su abundancia, preferencias y comportamiento del animal, dependiendo también de la estación y la isla en cuestión.

Una iguana de 1 kg come típicamente unos 30 0 40 g de algas por día. Las algas son digeridas con la ayuda de bacterias endosimbióticas, que habitan en su intestino. Este está especialmente adaptado a la ingesta de algas, lo que restringe la posibilidad de alimentarse de otras plantas.

En los primeros meses, los animales jóvenes se alimentan principalmente de heces de los adultos, de donde obtienen las bacterias necesarias para digerir las algas.

Una Amblyrhynchus Cristatus sumergida en el mar buscando algas

Las iguanas pueden bucear, siendo capaces de sumergirse hasta 30 m y pasar hasta una hora bajo el agua. Los ejemplares más jóvenes, pese a ser buenos nadadores evitan entrar al agua. Solo las iguanas macho adultas de mayor tamaño bucean en busca de algas en altamar, representando apenas un 5% del total de estos animales.

La mayor parte de hembras y machos de mayor tamaño se alimentan en la zona intermareal durante la marea baja, retrocediendo cuando vuelve a subir la marea. Esta diferencia de comportamientos en la alimentación favorece a los machos grandes, pues experimentan menos competencia por su alimento. Los machos de tamaño medio suelen recurrir a ambas estrategias.

Por lo general, cada iguana marina acude a un lugar específico a alimentarse, al que regresa rutinariamente cada día. Los machos capaces de sumergirse en alta mar suelen hacerlo únicamente cada dos o tres días.

Pueden pasar mucho tiempo sin comer

Cuando hay mal tiempo no se alimentan, siendo capaces de mantenerse sin comer durante más de una semana. Los machos en periodo de reproducción pueden pasar igualmente semanas sin alimentarse, para evitar alejarse de sus dominios, llegando a perder mucho peso en el transcurso.

¡Se conocen casos extremos de estos animales que en cautividad han logrado mantenerse fuertes y activos aún después de haber ayunado durante más de 100 días!

Su comportamiento alimentario cambia con las estaciones y su búsqueda de comida es más eficaz con temperaturas altas. Estos cambios ambientales y la consiguiente escasez de alimento ocasional, han provocado que las iguanas marinas evolucionen, adoptando métodos de alimentación más eficientes para maximizar el aumento de tamaño corporal.

Durante el fenómeno de El Niño los alimentos disminuyeron durante 2 años. Se observó que algunos individuos redujeron su tamaño hasta en un 20%. Cuando el suministro de alimentos volvió a la normalidad, su tamaño se recuperó.

Se cree que sus huesos son capaces de acortarse, ya que según expertos la contracción del tejido conectivo solo permitiría reducir su longitud un 10% y no explica qué ocurriría con el 10% restante.

Iguana de Galápagos sumergiéndose en el mar en busca de alimento

Adaptaciones al medio de las iguanas marinas de Galápagos

La evolución ha propiciado la aparición de varias adaptaciones al hábitat natural de las iguanas marinas, que las ayudan en su alimentación.

Su cola aplanada es su principal medio de propulsión en el agua, junto con sus patas parcialmente palmeadas. Ambas características se comparten en cierta medida con la iguana verde.

Sus cabezas planas y dientes afilados permiten a la iguana marina rascar las algas de las rocas más fácilmente. Sus extremidades poderosas con garras largas y afiladas les ayudan a trepar y aferrarse a las rocas.

Las iguanas marinas flotan hacia la superficie cuando no nadan activamente o se agarran a las rocas. Sin embargo, los huesos de sus extremidades son muy compactos en comparación con los de las iguanas terrestres, proporcionándoles lastre para ayudar al buceo.

Reproducción de la iguana marina

Las hembras alcanzan la madurez sexual entre los 3 y los 5 años de edad, mientras que los machos lo hacen a los 6-8 años. La madurez sexual viene marcada por una disminución muy brusca del crecimiento de sus huesos.

Una pareja de iguanas marinas

El periodo reproductivo de la iguana marina empieza durante la estación fría, de diciembre a marzo, mientras la incubación de los huevos se produce de enero hasta abril.

El momento exacto varía según la ubicación, dependiendo del crecimiento de las algas y de la corriente oceánica de Cromwell, rica tanto en oxígeno como en nutrientes.

Una iguana marina, sea macho o hembra, normalmente se reproduce cada dos años, pero si hay comida en abundancia, las hembras pueden llegar a criar cada año.

Territorialidad de los machos de iguana marina

Las iguanas viven en colonias que oscilan entre los 20 y los 500 ejemplares, pero algunas veces pueden llegar a convivir hasta 1000 animales. Aunque sus cuerpos a menudo están en contacto, no se observan interacciones sociales como el acicalamiento, que sí se producen entre muchas especies de pájaros y mamíferos.

En la época de reproducción, los machos de mayor tamaño defienden sus territorios durante hasta 3 meses y pelean contra otros machos mientras dura este periodo.

Su territorio puede llegar a alcanzar unos 40 m2, aunque suele ser menos de la mitad de ese tamaño y normalmente solo abarca 1 m2. Estos territorios están delimitados por las características geográficas del entorno, como rocas y grietas.

Los grupos de iguanas marinas tienden a agruparse en territorios adyacentes, aunque pueden producirse individualmente.

Un grupo numeroso de iguanas marinas de Galápagos

Los machos de tamaño mediano vagan por los límites de los territorios de machos más grandes, recorriendo las playas en busca de iguanas hembras. Los machos más pequeños a menudo atraviesan furtivamente el territorio de los más grandes, evitando la confrontación.

En un momento de conflicto, un macho meneará la cabeza, alzando la cresta espinosa y abriendo la boca para mostrar su interior rojizo, a modo de amenaza hacia el macho que dispute su territorio.

El pretendiente normalmente se dará la vuelta, pero si responde a la amenaza con el mismo comportamiento entonces se produce una pelea.

Durante estas peleas no se muerden entre ellos, se limitan a chocar sus cabezas, tratando de alejar al otro macho. Las peleas pueden durar horas, aunque a menudo son interrumpidas por descansos periódicos.

Por medio de estas peleas de cabezazos los machos establecen un ganador. El animal vencido adoptará entonces una posición de sumisión y abandonará el territorio en disputa. Estas peleas por lo general son inofensivas para los machos.

Cortejo de las hembras de iguana marina

Los machos son seleccionados por las hembras en base a su tamaño. Las iguanas hembras son más proclives a reproducirse con los machos de mayor tamaño.

Este preferencia viene determinada por una mayor supervivencia de las crías de mayor tamaño, que son fruto de la reproducción entre especímenes grandes, tanto machos como hembras.

Otro factor que interviene en la elección de pareja de las hembras es la calidad del territorio de los machos, aunque curiosamente el tamaño de ese territorio no afecta a las probabilidades de éxito de apareamiento.

Las hembras pueden moverse con libertad entre los territorios de los machos. Cuando están dentro de uno de estos territorios reciben menos hostigamiento por parte de machos oportunistas no territoriales.

Estos machos de menor tamaño tratan de aparearse por la fuerza con las hembras, pero su éxito en el apareamiento es mucho menor en comparación con los grandes machos en posesión de un territorio.

Durante el cortejo, el macho territorial asiente con la cabeza en señal de interés hacia la hembra. Si ella acepta, el macho la monta mientras la sujeta del cuello.

Un apareamiento normal suele durar de 3 a 4 minutos, pero es relativamente más rápido cuando se trata de pequeños machos furtivos, que a menudo pasan desapercibidos por tener un tamaño similar al de las hembras. Este rápido apareamiento es necesario porque los machos grandes los expulsan fuera de sus territorios tan pronto son descubiertos.

Durante la época reproductiva los machos se aparean con varias hembras si tienen la oportunidad, mientras estas lo hacen con un único macho.

Desove y nacimiento de las crías

Aproximadamente un mes después de la cópula, la hembra pone entre uno y seis huevos, generalmente dos o tres. Estos huevos miden unos 9 × 4.5 cm y pesan entre 80 y 120 g. Estas dimensiones son grandes  para una iguana, y en total los huevos pueden representar hasta una cuarta parte del peso de la hembra.

Un grupo de iguanas marinas jóvenes

Pueden ubicar los nidos hasta 2 km tierra adentro, pero suelen estar mucho más cerca de la costa. A veces apenas se alejan unos 20m, aunque el nido debe estar por encima de la marca de marea alta. Las hembras excavan el nido en la arena o en ceniza volcánica y tienen una profundidad de entre 30 y 80 cm.

Las iguanas marinas están el peligro de extinción

El estado de conservación de la iguana marina es de vulnerable, según el UICN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza).

Amenazas

Las fuertes lluvias que ocasiona el fenómeno de El Niño traen consigo el aumento del nivel del mar y de las temperaturas, causando estragos en las poblaciones de iguanas. Entre 1982 y 1983, el aumento del nivel del mar que ocasionó hizo disminuir la flora marina de la que dependían estos animales, llegando a causar la muerte del 85% de las iguanas.

Especies introducidas en su hábitat como gatos, ratas, perros y cerdos amenazan a estos animales. Amenazan tanto la supervivencia de sus huevos como a los animales adultos. Las hembras son especialmente vulnerables cuando se desplazan a zonas del interior para anidar.

Una cría de Amblyrhynchus cristatus

El impacto del cambio climático también supone una amenaza. El aumento del nivel del mar y la temperatura del aire pueden afectar a sus zonas de anidación en las playas y a la habilidad que tienen las iguanas de regular su temperatura corporal cuando están en tierra, así como interferir en el correcto desarrollo de sus huevos.

La contaminación de su entorno es otro de los factores de peligro. Un ejemplo fue el vertido de petróleo al mar ocurrido en 2001, cuando un petrolero conocido como Jessica encalló en las islas Galápagos. Informes posteriores demostraron que al menos un 62% de las iguanas marinas de la isla de Santa Fe murieron a causa de los vertidos.

Medidas de conservación de la iguana marina

La iguana marina está completamente protegida por las leyes de Ecuador y está incluida en el Apéndice II de CITES.

Sus poblaciones en tierra se distribuyen principalmente por el Parque Nacional Galápagos y toda su área de distribución marina se encuentra en la Reserva Marina de Galápagos. También habita en la Reserva de la Biosfera Archipiélago de Colón, protegida por la Unesco.

Ciertas carreteras costeras tienen límites de velocidad más bajos para reducir el riesgo de que sean atropelladas por vehículos, especialmente los ejemplares más jóvenes.

Se han hecho intentos de eliminar a los depredadores introducidos por el hombre, pero no han estado exentos de problemas. Los perros salvajes representan una amenaza para la iguanas marinas, pero también limitan la población de gatos salvajes. Cuando se eliminan los perros, los gatos salvajes pueden prosperar y se alimentan de pequeñas iguanas marinas.

Turistas fotografiando a un grupo de iguanas marinas de Galápagos

Una de las principales zonas de anidación de las iguanas se encuentra en una playa turística en la zona costera de Puerto Villamil, en Isla Isabela. Durante algunos años, el Parque Nacional Galápagos protegió solo la parte central de la zona de anidamiento.

En 2012, la WWF (World Wildlife Fund), el municipio de Isabela y la Fundación Charles Darwin extendieron el área protegida para incluir la zona completa de anidación. En este sentido, se añadieron señales informando a los turistas y a las comunidades locales acerca de la importancia de esta zona de anidación. También se construyó una cerca temporal para proteger el área y permitir que las iguanas pudieran cruzarla.

Factores que determinan la salud de sus poblaciones

Se han llevado a cabo estudios e investigaciones sobre las iguanas marinas, en un esfuerzo por promover la conservación de las especies endémicas.

El control de los niveles de algas marinas resulta una forma efectiva de predecir la capacidad de adaptación de estos animales.

La exposición al turismo afecta a las iguanas y sus niveles de corticosterona ayudan a predecir su supervivencia durante el fenómeno de El Niño. Los niveles de corticosterona miden el estrés al que se enfrentan sus poblaciones.

Muestran mayores concentraciones de corticosterona a causa del estrés generado en periodos de hambruna, producidos por El Niño, que en épocas de abundancia (La Niña). Estos niveles difieren entre las islas y evidencian que la supervivencia varía entre ellas durante eventos como El Niño.

Una iguana marina en una playa

El análisis de la corticosterona es un buen indicador de la salud general de las poblaciones de iguanas marinas en las islas Galápagos, siendo una ayuda útil en la lucha por la conservación de esta especie.

Otro indicador de la adaptación son los niveles de glucocorticoides. La segregación de glucocorticoides ayuda a los animales a sobrevivir en condiciones estresantes, mientras que los niveles bajos de glucocorticoides son un indicador de un mal estado físico.

Las especies que sufren una gran cantidad de estrés aumentan sus niveles de glucocorticoides, lo que puede causar complicaciones como problemas reproductivos.

La actividad humana se considera una de las causas de niveles altos de glucocorticoides en esta especie. Estudios demuestran que las iguanas marinas en zonas de turismo no sufren de estrés crónico, pero muestran una menor respuesta al estrés, en comparación con los grupos no afectados por el turismo.

El turismo, por lo tanto, sí afecta la fisiología de las iguanas marinas. La información de los niveles de glucocorticoides son una buena referencia para predecir las consecuencias a largo plazo del impacto humano.

Iguanas marinas en cautividad

Aunque se ha logrado mantener iguanas marinas en cautividad, su dieta especializa representa un desafío. Han logrado vivir durante más de una década en cautiverio, pero no se ha conseguido su reproducción bajo estas condiciones.

En el futuro probablemente sea necesario desarrollar un programa de cría en cautividad (como ya existe para la iguana terrestre de Galápagos), si se busca que todas las subespecies de las islas sobrevivan.

Deja un comentario